jueves, 25 de enero de 2007

Frío día de Enero

Me encuentro sentada a la par de tres filósofos. Estamos en un patio pequeño, hay unas cuantas mesas con sombrillas para cubrir del sol, el cual se ha escondido entre unas nubes enormes y espesas. Como un poco de pan, es la hora de almuerzo. Siento el viento frío en mis brazos y el murmullo de los estudiandtes a mi alrededor es mi compañía. Veo como la fuerza del viento mueve las ramas y las hojas de los árboles mientras pienso en él. Al salir de clase lo busqué en Internet y no lo encontré, seguramente me eliminó de sus contactos. Decido llamar a mi mejor amiga, quien ha estado conmigo en todo momento desde el día que la conocí. El sol alumbra nuevamente, sin embargo le sigo extrañando. Ya no está, se fué. No quiero pensar en eso ahora, luego les contaré. Ahora entiendo perfectamente la frase de Las Valquirias: ¨Existe un amor que todo lo devora, que todo lo perdona...¨

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