El efecto que se cree estimulante de ciertos alimentos en relación al apetito sexual se remonta a las etapas más antiguas de la humanidad, cuando la cocina se empezó a utilizar como medio de seducción hacia la pareja. El interés y deseo por aumentar el apetito sexual, como lo comenta Patricia Orellana en su artículo ¨El atractivo sabor de la sugestión¨ junto al anhelo de alcanzar el placer máximo han sido de los principales objetivos tanto de hombres como mujeres.
A parte de los ya mencionados mariscos, hay otra cantidad de alimentos considerados, de acuerdo al saber popular, afrodisíacos. Dentro de éstos encontramos el ajo que da vitalidad, el apio, ya que produce feromonas que atraen al sexo opuesto, las semillas de calabaza con gran contenido de zinc el cual ayuda a intensificar la ¨libido¨, la albahaca, el anís, el azafrán, la canela, la lavanda y los pétalos de rosa en el lo que a hierbas se refiere.
Sin embargo, de acuerdo a investigaciones científicas se ha comprobado que la mayoría de estos alimentos considerados afrodisíacos tienen su fundamento nada más y nada menos que en la imaginación de las personas. Lo que ha sucedido es que en la intensa búsqueda de productos que ayuden a mantener la virilidad, se ha caído en el error de asociar la comida con la satisfacción sexual mediante la utilización de expresiones empleadas para denotar actividades sexuales. Algunas de estas expresiones son comer, morder, chupar y lamer.